No soy una persona religiosa pero tampoco digo que soy atea: Decir que sos ateo es afirmar que existe un dios.
No creo en los ángeles ni en las vírgenes ni en los santos ni en el feng shui pero a lo que sí le tengo una fe ciega es a la fe de los demás.
Confío plenamente en la fe de quien cree, de quien reza, de quien hasta prende una vela para desear el bien.
Me acuerdo de que cuando mi hermana estaba muy grave, yo llamaba a mi tía en Olavarría que junto a su familia es devota de la Virgen de la Loma y le pedía que rezara. Mi tía y mis primos cumplían y hasta iban caminando hasta donde se encuentra el altar, al costado de la ruta.
Por eso en estas horas que me toca transitar te pido a vos que si sos una persona de fe, reces. Reces por alguien muy cercano a mí porque tengo plena fe de que vos vas a poder lograr mejorar algo.
Lo observé por unos minutos y seguía allí, sin moverse…
Habrá sido el río que lo puso melancólico? Y por qué estaría melancólico?
A lo mejor estaba pensativo; a lo mejor tenía alguna duda existencial y pensó que saliendo al balcón y respirando aire fresco, sus ideas se aclararían…
Decidí retratarlo porque me despertó mucha ternura…
Tomé mi cámara y sigilosamente saqué una foto… Pero pensé que si me acercaba un poco más, podía hasta reflejar la rigidez de sus hombros, su cabeza levemente inclinada, en fin, su tensión en general… Y saqué otra más.
Pero no pude aguantar, quería rodearlo con mis brazos, hacerle unos mimos y decirle que todo estaría bien, que mientras estemos juntos y amándonos como hasta ahora, podremos enfrentar cualquier vicisitud porque nos tenemos a nosotros…
Dejé la cámara sobre la mesa y fui a su encuentro, los pocos pasos que nos separaban me parecieron eternos…
Una de las frustraciones que trato de aceptar (qué gracia, cerca de los 40!) es que siempre fui muy poco lúdica. De chica me entretenía jugando mayormente a tres cosas: a la mamá, a la maestra (siempre!) y a la secretaria. Menos lo primero, de adulta cumplí con esos delirios de infancia.
Pero admito que siempre me aburría jugar a los juegos de mesa. El único que me entretenía era el ludo y un poco el dominó. Jugaba a las cartas (al culo sucio, a la casita robada, al chinchón) pero hasta ahí.
Desde la adolescencia hasta acá, jamás jugué a ningún juego de mesa, a excepción de un par de veces al Pictionary. Nunca le encontré sentido a la reunión de gente grande para ponerse a jugar.
«A jugar! Por qué mejor la gente no se junta a hablar, a contarse cosas, a filosofar… Cómo se entiende que uno pase el tiempo entretenido en algo que no lleva a nada?!?!» me quejaba yo con mi bocota charlando con mi suegra que es miembro de la Asociación Argentina de Scrabble…
(Casi me muero de la vergüenza cuando me dí cuenta! Pero como es una divina, nos terminamos riendo juntas!)
Tampoco nunca me subí a un árbol ni volé un barrilete. Esas cosas las hacía mi hermana quien siempre se llevó bien con los varones. En realidad yo no me llevaba bien con nadie; es que no concebía jugar sin reglas claras o sin respetarlas.
A la tierna edad de 3 años recuerdo estar en la guardería de un hotel en Córdoba jugando al Lobo Está. Y había un niño que hacía cualquier cosa, iba para cualquier lado y me fui acercando de a poco hasta estar muy cerca de él (se ve que iba a poner un poco de orden) hasta que una de las que nos cuidaba me tomó del brazo delicadamente y me dijo «Dale, corramos que viene El Lobo» y me alejó de allí.
A los 4 años mis padres recibieron el reporte trimestral de mi jardín de infantes (el cual todavía conservo) donde cláramente se lee «Últimamente Alicia se ha mostrado bastante autoritaria con sus compañeritos».
Sorpresivamente de adulta empecé a tener con el niño que se me cruzara y en el idioma que fuera, afinidad, la que me faltó cuando era chica. No dudé nunca en engancharme a jugar con los niños como si fuera una más y reconozco que donde voy, si hay niños, quién sabe por qué, les llamo la atención.
Pero no podría juzgar mi niñez desde la adulta que soy: Siempre fui mandona y si estaba sola, jugaba igual. La soledad no era motivo para no dejar de hablarle a alumnos imaginarios mientras jugaba a la maestra ni tampoco me importaba que la única compañía para jugar a la mamá fuera mi muñeco. Como fuera, la pasaba bien.
La ropa cara cuesta cara en todos lados pero lo que hay en Londres es muchas alternativas económicas.
Una de ellas es, sin dudas, PRIMARK. Qué argentina que viva acá no sucumbió a sus prendas tan económicas de precios de una cifra!
También siempre se pueden encontrar muchos españoles aunque me enteré de que abrió una sucursal en Barcelona.
PRIMARK es ropa económica de excelente calidad, el algodón es del mejor y todo es baratísimo! La ropa para chicos es hermosa!
Si los diseños por ahí mucho no te van (aunque hay para todos los gustos) te recomiendo comprar básicos: las remeras de algodón stretch o no, son bárbaras, encontrás de todos los colores además de la clásica blanca o negra.
Encontrás jeans a £7, a veces a mitad de precio… Packs de 7 medias de algodón a menos de £2, en fin… Pijamas divinos para niños, para mujeres u hombres a menos de £6… Packs de 5 bombachas de algodón a £3…
Podría estar toda una tarde enumerando precios, pero para muestra, aquí dejo unas fotos con la colección del verano que pasó.
Si hacés click en la foto, verás los precios.
El PRIMARK emblemático está sobre Oxford Street y es tan grande como un shopping.
Esta sucursal (Oxford Street) abrió hace un par de años.
Son dos pisos gigantes…
Un mundo de gente y ropa.
Pero hay por muchos otros barrios y te recomiendo dirigirte a ellos si venís a Londres con tiempo porque vas a poder visitarlos a tu ritmo y comprar tranquila.
Si sos claustrofóbica/o, pues no vayas a Oxford Street porque siempre está re-ple-to! Pero si no lo sos, andá y no te asustes si ves colas largas en las cajas. Son muy rápidas así que comprá tranqui.
Las bolsas elásticas que te dan allá para que pongas tus artículos.
No te digo? Pack de 7 medias a ese precio!!!!!!
La mayoría de la bijouterie está entre £1 y £2 y también hay packs de dos o tres artículos por ese precio.
Si te parecen muy cachivacheras, pensá en alguna sobrina de 11 años… quedarás como el mejor tío!
Típico. Sobre las vidrieras de Oxford Street siempre vas a encontrar gente sentada esperando a los de adentro o a los que ya compraron después de pasar horas en el negocio…
Un pack de dos corpiños a £4… Y te aseguro que no se te rompen nunca!
Cuando nadie me ve pongo el mundo del revés. (Cuando Nadie Me Ve – Alejandro Sanz)
A quién le gusta levantarse temprano todos los días, viajar medio dormido, llegar al trabajo y lidiar y/ o convivir con colegas y/ o jefes?A nadie! Pero creo que, así y todo, siempre en nuestro trabajo encontramos algún que otro pequeño placer.
Los míos son:
– Llegar a la oficina y ver que están los escritorios de los jefes vacíos.
– Estar sola la mayoría del tiempo, por ende, trabajar a mi propio ritmo.
– Escuchar la radio cuando no estoy al teléfono.
– Tomarme una hora para almorzar y comer leyendo la internet o un libro.
– Tener dos laptops, una para trabajar, la otra para surfear y poner la radio.
– Tener el baño a diez pasos en el mismo piso.
– Poder tomar más de un litro de agua sin casi darme cuenta.
– Trabajar sentada.
Qué pequeños placeres encontrás (o te buscás) en tu trabajo?