La Novicia Rebelde

And I’ll sing once more
(Sound of Music – The Sound of Music)
Por una ecuación tal
Por una ecuación tal
Desde que nacemos, hay mucha gente que influye en nuestras vidas.
Hace poco me puse a pensar de dónde habré sacado las ganas de viajar.
Hasta no hace mucho yo creía que si vos ahorrabas un poco de plata, lo más normal era irse de viaje si no tenías otro proyecto a la vista.
Pero hablando con muchas personas, me dí cuenta de que sí, les gustaría viajar pero o no tienen con quién ir, o no se animan, o les da un poco de miedito…
Entonces traté de revisar mi vida “hacia atrás” y descubrir qué o quiénes influyeron en mis ganas por viajar ya que cuando estuve sola, viajaba sola y si tenía un novio, pues viajaba con él.
(Ahora por suerte viajo con mi marido con quien me divierto muchísimo, salvo camino al aeropuerto y en el avión ya que se pone insoportableeeeeeeeeeeeeeeeeee con sus refunfuños!!!)
Primero pensé en mis viejos: pero no, paseábamos mucho hasta los 6 años, pero no íbamos más allá de Mar del Plata u Olavarría.
Después pensé en que tal vez mi abuelo, que era italiano, me transmitió “el gen de la aventura”. Es que venirse de Italia en barco, para siempre, soltero y solo, después de haber sufrido la guerra, es toda una odisea!
Pero luego apareció ella. Y recuerdo una foto que vi a mis, creo yo, 4 años y que la tengo en mi memoria y es imborrable.
Ella sentada sobre unas rocas, en Bariloche (del lugar no estoy segura), peinada igual que Jackie Kennedy, con una vincha, anteojos oscuros y vestida con unos pantalones ajustados hasta los tobillos, con zapatos chatos y mirando de costado: mi prima Irma.
Irma, en realidad, es prima hermana de mi papá. Sería entonces mi prima segunda. Cada vez que íbamos a Azul, yo miraba esa foto y me maravillaba verla en un lugar lejano y sola y tan feliz!
Sin saberlo ella (y yo menos!), la imagen que a mí me transmitía esa foto era de una mujer independiente y autosuficiente que no necesitaba de una compañía masculina para viajar o ser feliz o vivir. Simplemente ella viajaba con grupos de gente y en las fotos, ella divina y sola.
Seguí visitándola de más grande y siempre tenía algo para contar de algún viaje, siempre había una foto para mostrar.
Entonces comprendí que sí, verdaderamente Irma fue quien despertó en mí las ganas de pasear, de conocer lugares porque la foto me decía que viajando uno es feliz.
Y les puedo asegurar que, por experiencia propia, es verdad.
La temperatura ayudó, yo no tenía frío estando en un séptimo piso terraza, lo cual es mucho decir!
El domingo
No hicimos nada! Nos levantamos temprano para desayunar solamente y luego, una siesta!
Más tarde salimos a caminar por la playa y luego nos encontramos con Nico y Elena y fuimos a cenar.
El lunes
Nos levantamos temprano y fuimos a la fábrica de Lladró.
Fue increíble, nos mostraron en una especie de laboratorio, todo el proceso, desde que se tiene la idea y se crea en arcilla hasta cuando se llenan los moldes (a mano!) con porcelana líquida.
Nos explicaron que una vez que se hacen cierta cantidad, los moldes se destruyen ya que se alisan si se usan mucho.
Lo que tiene también de particular es que se hacen moldes huecos para cada parte del cuerpo y luego se ensamblan con porcelana líquida. Por eso es que lo que caracteriza a Lladró son los mínimos detalles como las flores, los dedos de las manos y pies…
Y sobre todo la expresión en el rostro. Esto lo logran también pintando las cejas, labios y ojos con porcelana de color, ya que de esta manera no sólo se le da color sino también relieve.
Nos mostraron también cómo se realizan las flores, con porcelana de color, a mano, todo hermoso!
También vimos los hornos y luego fuimos a una exposición de distintas piezas representativas, desde los años ’50 cuando comenzaron los hermanos Lladró hasta las actuales, por ejemplo (Tota, me la perdí!) una bruta escena llamada La Reina del Nilo que costaba 120.000 euros y que justo no estaba porque se la habían llevado para exhibirla no sé dónde!
Bueno, igual le sacamos fotos a algunas.