New York
Tiffany & Co.
Fifth Avenue
“What I found does the most good is just to get into a taxi and go to Tiffany’s.
It calms me down right away, the quietness and the proud look of it;
nothing very bad could happen to you there.”
(Breakfast At Tiffany’s – Truman Capote)
Unas Horas En New York City
– Hola! Bien y vos?
– Bien! Me tomé un avión para ver cómo andabas, así que bueno, todo bien, me vuelvo entonces. Chau!
– Chau! Saludos!
Este es un sueño recurrente que tengo. Que voy a Argentina sólo para chequear que ande todo bien y me vuelvo enseguida. Aunque les resulte raro, me despierto relajada, como sintiendo satisfacción de haber estado ahí realmente.
Bueno, algo parecido, si se quiere, sentí ese día cuando estuvimos sólo unas horas en New York City. Habíamos tomado el avión en Toronto a la madrugada con destino a New York y a las 8 pm teníamos que embarcar para volar a Vancouver.
Qué hacer? De lo que estaba segura era que yo QUERIA DORMIR en algún momento, no iba a aguantar tanto tiempo despierta pero también estaba segura de que QUERIA IR A ALGÚN LADO.
Ale la tenía clara desde el momento que habíamos dejado Londres: Ir a Katz’s, famosísima delicatessen y restaurant estilo kosher, que desde 1888 está en Lower Manhattan. Como yo no soy muy shopping ni (lo confieso, lapídenme) muy amante de NYC, me pareció una buena idea.
Llegamos al aeropuerto, reservamos una habitación por el día en un hotel cercano (no todos ofrecen ese servicio) y nos tomamos un tren que salía de allí y luego subte para el Lower Manhattan.
Salir del subte y estar en Manhattan se sintió surrealista. Hacía unas horas que veníamos de Canadá y caminar por las calles de las películas y saber que al poco tiempo te tomabas otro avión te hacía creer que llegaste en tu jet privado, bajaste a darte un capricho y te ibas a otro destino! Me sentí La Su.
Pues tras caminar unas cuadras (acá sí hay cuadras!) llegamos a Katz’s.
«Ah!» sorprendida le dije a Ale «fue acá esa famosa escena?»
Pero no es que entrás y te sentás. No, no, no. Katz’s tiene sus propias reglas.
Llegás y pegado a la puerta hay una especie de garita donde hay dos cajeros y al otro lado hay dos personas que te dan tickets rosas, uno para cada uno y te enfatizan que no los pierdas.
Inmediatamente después te encontrás con un hombre de seguridad parado atrás de un atril que verifica que tengas en mano ese ticket y te dice que no lo pierdas porque si lo perdés, debés pagar una multa de U$D 50.
Lo que es muy exitoso es el sandwich de pastrón caliente y pedimos uno cada uno más unas papas fritas y unas bebidas y fue en ese orden que te van dando las cosas, vas moviéndote a lo largo del largo mostrador y un empleado distinto te va dando las diferentes cosas que querés y cada uno anota algo en tu ticket rosa.
Te vas a sentar y sólo debés sentarte en las mesas que no están contra la pared. Esas están reservadas para quienes quieran ser servidos por mozos así que si vos querés que te atiendan de esa manera, cuando entrás, en vez de irte para el mostrador, te vas directo a esas mesas.
Y son inflexibles, eh. Hubo una pareja con un bebé que se sentaron ahí con su comida y los sacaron enseguida, no hubo caso.
Nos sentamos y coincidimos en que el sandwich no era del mismo tamaño al que comimos en Carnegie’s.
Pero a pesar del tamaño pequeño, les puedo asegurar que un sandwich se puede compartir entre dos perfectamente. Nosotros no pudimos terminarlo.
Luego nos dedicamos a ver alrededor.
Hay muchos carteles y algunos son muy graciosos. Este lo vi cuando estaba yendo al baño.
Esta es una práctica que viene de hace muchos años. Katz’s produce salames y vos si querés, pagás y ellos se encargan de hacérselo llegar a un soldado. Esta costumbre comenzó durante la Segunda Guerra Mundial y así los padres de los soldados podían mandarle un salame. Hoy en día los mandan con un packaging especial a Afghanistan e Iraq.
Con la pancita llena de estos sandwiches y pepinos, caminamos para la Penn Station y nos fuimos para el hotel, donde habíamos dejado las valijas.
Y después de dormir y, en consecuencia, de buen humor, tomamos el avión para ir a Vancouver.
Estuvo bueno cambiar de aire por unas horas, no? Les gustó?
New York Día 2
And I don’t want to waste more time-
I’m in a New York state of mind.
(New York State Of Mind – Billy Joel)
A la vuelta del restaurant donde comí la hamburguesa con gusto a paté, fuimos a una farmacia y Ale extasiado ante tantas cajitas con remedios (le encantan! Tendría que haber sido farmacéutico) eligió una distinta a la que había elegido al comienzo de nuestra vista y que no me habían hecho ningún efecto.
Ya con lo que me quedaba de fuerzas, me dí un baño bien caliente, me tomé ese dichoso remedio y hoy me desperté como si nada me hubiera pasado: respirando bien con la nariz seca.
Durante el desayuno decidimos ir al acto que se conmemoraría en el monumento a San Martín y como Frank nos había dicho que era a la 1.30 del mediodía, teníamos tiempo para pasear un poco.
Fuimos hacia Battery Park desde donde parten los ferrys que te llevan hasta Staten Island y a la Estatua de la Libertad y Ellis Island.
Tomamos el subte que es sucio y no muy atractivo. Hay muchas ratas grandotas corriendo por las vías y hay sectores que pareciera que no se limpiaron desde su inauguración!
Además noté que en esta ciudad salvo por las esquinas que están adaptadas para tal fin, hay poco para facilitarle el acceso a la gente en sillas de ruedas.
La mañana estaba un poco nublada y con algo de niebla pero la temperatura estaba agradable.
Después de Battery Park fuimos hacia Wall Street y en el camino nos encontramos con el famoso toro.
Llegamos a Wall Street y pasamos por el famoso Stock Exchange, aquel donde Néstor y Kristina tocaron la campanita.
Luego fuimos hacia el sitio donde estaban las Torres Gemelas y de ahí a una exhibición de lo que se piensa construir en el lugar (maquetas, etc) y algo muy interesante, una línea de tiempo del ataque.
El tiempo iba pasando y nos quedó tiempo para acercarnos hasta el Greenwich Village a ver la esquina de «Friends».
Volvimos a tomar el subte hasta llegar a Central Park. Estábamos un poco desesperanzados porque llegábamos re tarde, eran la 1.50. A la vez pensamos: «Bueno, es algo organizado por argentinos, no necesariamente será puntual…» Pues no nos equivocamos, cuando llegamos no había pasado nada aunque nos enteramos que en realidad no iba a haber un acto sino que era un punto de reunión para comenzar una procesión hacia la iglesia para una misa y luego para la cena informal en el Consulado.
Allí volvimos a ver a Frank, un mendocino hijo de guatemalteco y madre argentina.
También estuvimos hablando con otros argentinos que hace muchos años viven aquí.
Seguíamos haciendo sociales pero no pasaba nada y al mismo tiempo, sabíamos que a una cuadra había una marcha de diferentes agrupaciones judías (nos enteramos ayer cuando estuvimos por allí) así que fuimos hacia allí. La marcha se llamaba Salute to Israel.
Algunos no estaban de acuerdo con esa marcha y protestaban al costado.
Después de observar un rato y sacar las fotos, volvimos al monumento a San Martín y ya estaban todos preparándose para la procesión a la que nos invitaron pero queríamos pasear por el Central Park así que les agradecimos el gesto y seguimos con nuestro camino.
El mediodía había pasado y me parece que mi estómago estaba en modo MUTE porque no hacía el ruido de hambre de siempre. Es que desde que llegué aquí estoy preocupada por la calidad de la comida. Y todo es muy dulce y muy salado.
Miramos una guía que tenemos que recomendaban un lugar llamado Carnegie Deli, famoso por sus sandwiches de pastrami. Como nos encanta el pastrami, para allí fuimos.
Pero en el camino vimos estos hermosos edificios:
El Carnegie Deli tiene buena fama y se la merece. Los sandwiches son gigantescos, el de pastrami caliente y fue lo que pidió Ale. Yo me decidió por uno de lengua, y frío.
Y te traen para acompañarlos, estos pepinos al vinagre riquísimos!
Y luego sí, al Central Park! Es taaaan grande que no lo recorrimos todo y estas son algunas de las fotos que sacamos.
Llegamos al Dakota Building que es el edificio donde vivía John Lennon y en cuya entrada fue asesinado. Sacamos las fotos pertinentes y volvimos a entrar al parque.
Cruzamos el parque a lo ancho hasta volver a Fifth Avenue para sacar fotos. Fuimos a la famosa juguetería FAO Schwartz donde NO se filmó Mi Pobre Angelito NI Quisiera Ser Grande.
Adentro, nosotros nos tentamos con la sección Harry Potter.
En Fifth Avenue qué hacer más que sacar fotos? Sí, shopping, pero bueno, no soy muy shopping girl…
De allí a Trump Tower.
Y al salir vimos unas lindas iglesias.
Pasamos por el Rockefeller Center, un complejo de 19 edificios.
Después pasamos por Christie’s.
Y por NBC Studios, donde hay un negocio gigante con artículos sobre Friends, The Office, 30 Rock, Seinfield, etc… Menos mal que estaba cerrado si no ahí sí que me daba algún gusto!
New York Día 1
Forget how to sit still.
(New York – U2)
Luego de un viaje Londres- New York de 7 horas, habiendo partido a las 10.30 de la mañana, llegamos a NYC a las 12.30 del mediodía así que tuvimos la diferencia horaria a nuestro favor.
Llegamos al aeropuerto, tomamos el subte y nos bajamos en Manhattan y caminamos unas cuadras (cuadras! aquí hay cuadras) hasta llegar al hotel.
Ale y yo ya habíamos estado en esta ciudad pero nunca juntos. En aquélla oportunidad hice todo lo que hay que hacer: Subirme al Empire State Building, subirme a la Estatua de la Libertad, subirme a las torres gemelas, pasear por Greenwich Village, los museos, blah blah blah.
Esta vez vamos a hacer un poco de eso y otro poco de otras cosas. (Ok, vamos sobre la marcha, sí, queremos ir relajados)
Por lo menos, el primer día aquí muy relajada no andaba. En el momento mismo en que el avión tocó tierra comencé a estornudar sin parar y durante el día derivó en una congestión aguda y aguada, me lloraban los ojos y la nariz constantemente.
Le puse el pecho a las circunstancias y me la banqué lo mismo.
Después de instalarnos en el hotel, salimos y caminamos por Broadway hasta llegar a Times Square y nos llamó la atención algo que no había en NYC la última vez que vinimos (hace 14 años, por favooooorrrr!!!!) y fueron unas secciones peatonales en las calles donde hay mesas y sillas y que no pertenecen a ningún restaurant o café en especial y cualquiera se puede sentar allí.
Luego de mirar todo con la boca abierta como si fuera por primera vez (es que hay muchas cosas nuevas) vimos una escalera estilo tribuna en Times Square y desde allí se tiene una muy buena vista de Broadway.
Otra cosa graciosa es que hay gente pintada o disfrazada como si fueran las famosas estatuas vivientes pero éstas aquí en América, se mueven, no se quedan quietas. En realidad, son personas disfrazadas que se dejan sacar fotos y por supuesto piden propina si te sacás con ellos.
Hay muchos carteles bilingües y a veces la redacción en español se ve muy teñida de las expresiones en inglés…
Seguimos caminando hasta acercarnos a Central Park. Enfrente de una de las entradas hay una plaza llamada Columbus Circle.
Yo no había tenido oportunidad de caminarlo porque había venido en invierno y se hacía de noche rápido.
Cuando caminábamos en dirección a una estatua de San Martín, nos cruzamos con un hombre que vestía una remera con la bandera argentina y tenía el equipo de gimnasia de Argentina.
Yo me sonreí y lo señalé cordialmente, él nos miró, caminó unos pasos y se dio vuelta y nos preguntó, en español, si éramos argentinos. Le respondimos afirmativamente y nos saludó, nos dijo que se llamaba Frank, que hace 20 años que vive en New York y nos contó que al día siguiente iba a haber un acto por el Bicentenario donde está la estatua de San Martín y después habría una misa en una iglesia católica cercana y luego habría una cena informal en el Consulado.
Nos saludamos otra vez, prometiendo ir si podíamos porque estábamos aquí paseando.
Siguiento por Central Park South con dirección a 5th Avenue se pueden ver edificios impresionantes, típicos neoyorkinos, no?
Entramos al Apple Store y chequeamos los mails en los iPads que están ahí en exhibición.
Seguimos caminando hasta 5th Avenue ya que decidimos pasear por el Central Park al día siguiente. Para este entonces yo ya estaba con una congestión tal que había gastado 4 paquetes de pañuelos descartables y amenazaba con más. Me lloraban los ojos y me empezó a doler todo. Un remedio que me había comprado antes de empezar la caminata no me había hecho nada.
Así que decidimos comer algo porque yo estaba enferma pero también tenia hambre. No sabíamos si comer hamburguesas o comer algo un poco más «decente».
En esta ciudad los McDonalds, los Burger Kings o Wendys son un tanto sucios así que vimos una especie de restaurant mezcla pub y allí pedimos hamburguesas. Yo, de pavo y Ale de carne de vaca.
Cuando nos trajeron los platos se los devolvimos enseguida porque la comida estaba fría. Se disculparon, los volvieron a traer y mi hamburguesa parecía hecha de paté más que carne de pavo y la de Ale no sabía muy bien tampoco. Fue por eso que comentó «Me había olvidado de lo mal que se puede comer en New York!»
Perlitas fotográficas: